Cada 31 de Diciembre a las 00:00 se cumple un ritual en el que todos los españoles hacemos, tal vez por única vez durante el año, algo en común. Comer las uvas de la suerte. Al respecto de esta tradición, hay quien la atribuye a la burguesía, que bebía champán y comía uvas durante la cena de fin de año, y que en 1882, un grupo de madrileños acudieron a la puerta del Sol a hacer lo propio con el sonido de las campanadas como forma de ironizar sobre dicha costumbre.
No está realmente claro que ese fuera el orígen ya que otras fuentes hablan de que en 1909, ante los excedentes de una excelente cosecha, los productores optaron por darle salida al mercado con una creativa estrategia de marketing. Las llamaron “Uvas de la suerte”.
Sea como fuere, la tradición ha ido evolucionando hasta lo que es hoy, un acto puntual en el que nos deseamos fortuna para el año entrante simbolizando un deseo por cada uva.
Ero si para casi todo el mundo este momento no tiene mayor repercusión, para los habitantes de un pequeño pueblo alicantino llamado Hondón de las Nieves supone mucho más.
Hondón de las Nieves es una localidad de la comarca del Vinalopó con escasamente 2500 habitantes. Y su especial vinculación con este momento procede del hecho de que una buena parte de las uvas que comemos cada 31 de Diciembre, proceden de sus cosechas.
Las uvas que de Hondón de Las Nieves y otras poblaciones de la comarca del Vinalopó son de la variedad Aledo y maduran de forma tardía. El cultivo se lleva a cabo mediante la cobertura de la fruta con una bolsa de papel cuando aún permanece en la vid, maniobra que permite que la piel resultante sea más fina y más uniforme.
Cada año, de esta comarca salen alrededor de 50 millones de kilos de uva destinados a todos los rincones de la geografía nacional y a su venta exterior. Esta gran demanda provoca que pueblos como Hondón de las nieves experimenten un repunte en su actividad económica, ya que como resultado de la campaña navideña, las plantillas de las empresas dedicadas a la venta de este producto se incrementan casi un 30%.
En Hondon de las Nieves no necesitan la lotería del día 22 de Diciembre para estar felices. En este pequeño pueblo, el premio toca cada siempre el último día del año, en forma de más trabajo y mayor riqueza.